Grabados (1992-1999)
Si bien se trata de grabados de diferentes series comparten un punto en común: las transformaciones físicas y mentales que suceden mediante el tiempo con humor e ironía. Una mutación implica una metamorfosis, un cambio o una variación, las cuales están representadas en los grabados con la natural metamorfosis de los insectos; con la transformación periódica de seres humanos en animales y viceversa; con la inversión de papeles en los que los animales cuestionan al hombre y espectador; en que una misma persona pueda tener rasgos representados con un trazo minucioso, así como líneas más gestuales o infantiles.
Lejos de las meras transformaciones representadas se pretende cuestionar y hacer sonreír precisamente con ellas al espectador y quizás hacerlo pensar o meditar sobre lo expuesto. En este sentido, la intención del humor negro es la de invitar a reírse de las cosas serias con la idea de hacer crítica, al final de cuentas el humor negro resulta ser más serio que la misma seriedad.
En el humor negro nunca falta una víctima a la cual atacar con sarcasmo; se ensaña sobre alguien con quien se identifica. Por otro lado, toda esa dosis de crueldad puede ser a expensas no sólo de una persona, sino de un valor moral o social. En el caso de la obra gráfica de Elsa Madrigal, a quien se ataca es a los niños, aunque en realidad, se critica a las formas tan intransigentes con las que el adulto trata o educa a un niño.
En este sentido, en la obra gráfica son tratadas con humor negro las desgracias de la infancia: la vida de los niños se ve amenazada por la autoridad desmedida de los padres o de los adultos, por ello en "Por desobediente" la niña se convirtió en tortuga. ¿Qué por qué sucedió esto? Por desobediente, por supuesto. Por no obedecer las represoras órdenes de los mayores: Cállate, quieta, no corras, déjate ái, ve a ver si ya puso la puerca, no saltes, etcétera. En "Niña-pingüino" este animal va adquiriendo cada vez más rasgos de niña hasta convertirse finalmente en ella y, por su parte, en "Rostros III" se muestra a una madre cargando entre sus brazos a su bebé. Lejos de estar segura la niña se encuentra en peligro en manos de una madre con un rostro desfigurado y con una mano que parece que está desgarrándole el vestido a su hija.
Por otro lado, en cuanto al conversión de roles en "¡...!" unos perritos de la pradera observan y cuestionan al espectador que osa mirarlos.
Entonces, el tema tratado en la obra puede ser siniestro o doloroso; sin embargo, pese a ello, cabe la posibilidad de tratarlo cómicamente. Frente a esto, la risa o la sonrisa se generan cuando se guarda distancia de aquello que se ríe. Esta capacidad de alejamiento es el humor, y se hace posible debido a nuestra libertad interior.
Dice la autora: "Mi obra al final de cuentas representa para mí una manera de enfrentar la vida y todo lo que implica —la crudeza, la crueldad, la malicia, lo macabro, lo siniestro, el desprecio y la muerte—, de una manera inteligente, con una ligera sonrisa que lejos de negar la realidad, hace alejarte de ella y verla desde otra perspectiva. Por ello puedo volver a observar esos aspectos sombríos de la infancia con serenidad y placidez, y puedo buscar mis propias víctimas y atacarlas sin llegar a dañarlas"